La Lolita Watson

LA LOLITA WATSON

Cuenta Lolita Watson que se crió en Galicia, lugar en el que nació. De padre español y madre mitad inglesa, mitad australiana. Lo que la convierte en "austrainglesiña", según sus propias palabras. La familia se vino a la capital cuando a su madre le salió una plaza -es profesora- en Madrid. Lolita ha seguido sus pasos: se gana la vida como profesora de infantil. Pero ella lo que quiere es componer, dibujar y cantar. Canciones que no duda en definir como "sensibles".  No piensa dejar de hacerlo, y está utilizando la ciudad como una catapulta para lograrlo. Apoyada precisamente por un público de su generación: aquellos que no creen en sueños rotos, sino en posibilidades y tesón. En hacer y deshacer hasta lograrlo. Dotada de talento, energía y una capacidad pregnante digna de envidia, Lolita Watson se ha ido construyendo a sí misma. En sentido total, no sólo porque sea autodidacta. Porque esta Lolita, a la que se refiere a veces en tercera persona, es casi un alter ego de ella misma del que no quiere, ni debe, desprenderse. Una ficción construida desde la propia posibilidad de ser eso que uno quiere. Y así se entrega al público, sin fanfarrias ni apoyos: ella, un micrófono, un ukelele. Y basta. Porque Lolita encontró un día un ukelele en una tienda, y se enamoró de él. Bueno de ella: es, según cuenta, una chica. Una chica que se deja tocar. No son sus únicos valores: adora las buenas conversaciones alrededor de una mesa. Por ellas aprendió a descorchar botellas de vino, pero también a cocinar.

"Siendo vegana, tienes que aprender. Y me lo tomo casi como una aventura", reconoce, que alimenta bajo la reflexión textual: "¿Para qué pagar una comida en un restaurante si lo puedo hacer yo en casa?". No se le da nada mal.

Lolita también dibuja, una actividad que no duda en colocar al mismo nivel que la música. "Llevo muchos años fascinada con las caras de las personas, las líneas, las cicatrices, los rasgos... todo lo que es genético. Disfruto mucho dibujando a personas de todas las edades, aunque lo que más me atrae de las caras es la vejez. Representar ese largo camino recorrido hasta el momento", matiza. A ella todavía le queda un buen trecho por delante. Y sabrá aprovecharlo desde esa particular sabiduría que da la libertad. De la que está llena. Efectivamente, queda Lolita para mucho, mucho rato.

Sus referentes son: Norah Jones y Death Cab por cómo conectan con el público y todo lo que les hacen sentir. Cuando crean tal silencio mientras cantan, que se podría escuchar el caer de un alfiler.

Los influencias mayoritariamente son mujeres como Norah Jones, Ella Fitzgerald, Amy Winehouse, Aretha Franklin, etc. Pero también le encanta Marvin Gaye, Matt Corby, Tom Misch... Si te gustan esos artistas no te pierdas a esta artista revelación, dará que hablar.