Ramírez

Procedencia
valenciaConciertos
Biografía
Encauzar la energía no es fácil. Hay quien la derrocha y no la materializa. Ni tan siquiera cuando quiere crear. Y se queda en nada. Víctor Ramírez casi la desaprovecha. Le salían las ideas a borbotones pero no lograba plasmarlas. Hasta ahora.
‘Book of Youth’ es el primer largo en solitario de este valenciano de 23 años. Once cortes intimistas y honestos sobre el amor. Vale, estamos solos y moriremos solos, pero eso no quita que disfrutemos en el ínterin, ¿no? Las letras funcionan como un libro de autoayuda: la clásica historia de desamor pero narrada desde la esperanza (Let’s go bowling) y la ironía (My love snores like a moose) y con el aplomo que da la lección aprendida (Alone., It’s not so bad).
Ramírez no canta en inglés para que no se le entienda. No tiene nada que esconder: sus relatos están cuidados al milímetro: merece la pena prestarle atención. Ahí van dos perlas: “A candle has more light than your soul (How to get over a breakup) y Yesterday, love was a themepark/ now it's like a bad sitcom (Alone, It’s not so bad). Hasta cuando se pone metafísico engancha y si no escuchen The Goat. La Educación Sentimental (Flaubert) en versión musical.
Todo el universo Ramírez explota en este álbum: su obsesión por East River Pipe, por los sesenta, por Hal Hartley (el título es casi un guiño a The Book of Life), los Hermanos Farrelly y Cassavetes. También su respeto por los grandes nombres de españoles. Este hombre orquesta –que todo lo toca– viajó este verano a Albacete con una guitarra y unas letras escritas en un cuaderno. En menos de un mes grabó este disco. Su productor: Joaquín Pascual. El ex Surfing Bichos potenció la desnudez del proyecto: guitarras frescas, coros a lo Zombies, sintetizadores pop y cero aditivos. Es un disco inmediato, directo y lo fi sin pretensiones. ¿El single? Let’s go Bowling, el equivalente castizo del Let’s go surfing de los Drums.
María Ovelar